Esta es la realidad que muchos de los inmigrantes que entran al país viven cuando las autoridades migratorias les detienen bajo coerción e intimidación, aún cuando arriben al país con visas de turista y su documentación se encuentra vigente. Las razones van más allá de la xenofobia que muchos de ellos tienen que padecer, ya que la mayoría de las ocasiones van aunadas a un tema de corrupción y extorsión. Al ser retenidos en estas estaciones migratorias no solo son incomunicados y aislados, sino que a su vez son sometidos a condiciones insalubres y famélicas, aún cuando se trata de familias con hijos menores de edad.

 

Conforme a las recientes reformas a la Ley de Migración, la autoridad migratoria no puede tener retenidos a menores de edad, sin embargo, hasta el día de hoy hay por lo menos siete familias provenientes de Uzbekistán y Kirguistán retenidas en la terminal 2 y 4 del Aeropuerto Internacional de Cancún, todas ellas integradas por hijos menores, que vienen a Cancún con visas de turista a México, cabe resaltar que los menores de edad también han sido aislados e incomunicados al igual que sus padres.

 

Dichas familias arribaron el 10, 13 y 15 de julio del presente año, sin embargo; el representante del Instituto Nacional de Migración del Aeropuerto del Cancún se niega a dar cumplimiento a lo previsto en estas nuevas reformas a los artículos 164 de la Ley de Amparo, 66, 107, 109 y 112 de la Ley de Migración, así como las Reglas de Actuación para Casos que involucren a Niños y Adolescentes migrantes.

 

A pesar de que estas familias han interpuesto Amparos Indirectos en contra de la ilegalidad de las detenciones y los Jueces de Distrito han ordenado medidas para la protección de los menores que no pueden estar retenidos, la autoridad migratoria ha sido omisa en aplicar las medidas de protección para los menores.

 

De acuerdo con los testimonios de migrantes que han sido retenidos por las autoridades aeroportuarias pertenecientes al Instituto Nacional de Migración, en reiteradas ocasiones han sido extorsionados, solicitándoles cantidades exorbitantes a pagar por dejar en libertad a cada miembro de su familia. Estás situaciones han ido en aumento y los responsables de la corrupción y violación de Derechos Humanos, siguen teniendo estas practicas deshumanas hacia los extranjeros que muchas veces ni siquiera entienden sus derechos y el porqué se les retiene, toda vez que el Instituto no proporciona traductores ni los deja tener acceso a uno.

 

La situación que padecen estás familias es preocupante e intolerable, las autoridades del Instituto Nacional de Migración deben responder por estos abusos y el propio gobierno de México tomar la directriz para que no sigan existiendo más casos de vulneración de Derechos Humanos en contra de las personas extranjeras que entran a México.

Nos llaman la generación de cristal porque no toleramos las injusticias, ya que vemos en el mundo un cambio potencial, no sólo porque queramos acomodar el viento a nuestro favor sino porque consideramos que el cambio del rumbo de una sociedad poco sensible es una necesidad. Sin embargo, pocas veces somos conscientes del momento histórico en el cuál nos encontramos, la vida ha cambiado, no somos parte del mismo sistema social que aún se busca mantener. La pos modernidad nos alcanzó, para entenderla tenemos que situarnos en el movimiento social actual, ya que estamos lejos de las instituciones sociales que fueron concebidas en el siglo XVIII y que a su vez conformaron el detonante de laRevolución Industrial; acontecimiento que dio paso a la modernidad y por consiguiente a la diversificación de las clases sociales, al ser este cambio piedra angular en el forjamiento de una nueva sociedad en la cual no sólo se estimaba la valía de una persona por su título nobiliario, posición social o el tipo de profesión u oficio que debía ser prolongado. Este movimiento que fue determinante para brindarle al mundo una globalización en la industria, creando nuevos empleos y roles que ya no tenían que ser monopolios que prácticamente se heredaban hizo que las personas comenzaran a esforzarse por obtener un futuro diferente al de sus padres o familiares cercanos, las clases sociales dejaron de estar conformadas únicamente por la clase aristocrática o burguesa, por lo cual la modernidad trajo consigo un menú completamente nuevo. Sin embargo, también hizo que se crearan diferentes ambiciones sociales, el trabajo constante forjaba al hombre y le daba un nuevo estatus socioeconómico y al mismo tiempo le brindaba un lugar en la sociedad, las universidades se fueron encaminando en crear profesionistas listos para pasar el mayor tiempo posible en un trabajo, dando todo su tiempo y conocimiento a su carrera, el comercio creció de la misma forma, priorizando en todo momento el alcanzar un mejor estatus para darle nuevas oportunidades a sus familias. Ahora bien, nos encontramos en un momento clave en la historia de la social, la globalización es inminente debido a que la era de la tecnología trae consigo diversas facilidades tales como: el acceso a la información de forma instantánea, la educación a distancia, la comunicación en tiempo real, el entretenimiento, así como la eficacia en el funcionamiento de los procesos industriales y administrativos, medios que en su conjunto crean nuevas fuentes de trabajo haciendo que las ofertas y demandas de la sociedad cambien radicalmente. Provocando que los movimientos sociales se an cada vez más fuertes, la opinión pública es lo más importante pues esta transparencia de datos e información hacen que el proceso de homologación social sea una realidad. Debemos comprender que estas nuevas generaciones, ya no desean ser partícipes de la industria en su totalidad, por lo tanto, ya no se busca ajustar en un rol específico, existen tantas variantes para elegir no dedicar todo su tiempo en un empleo monótono, que hoy las opciones van enfocadas en favorecer el emprendimiento y estimular la innovación. Las necesidades han cambiado a tal grado, que ya no se le da una importancia total a ningún área en específico, las demandas de los empleadores son cada vez más abiertas a las posibilidades de expansión por medios tecnológicos. En cambio, estamos frente a las generaciones de la inclusión social, al no existir roles determinados que hagan que una persona deba encuadrar en lo que se supone que debe ser para formar parte de la sociedad, abrimos paso a la integración de cada uno de los individuos con su propia esencia y libertad. El tener la capacidad de elegir debe ser un derecho fundamental para cualquier ser humano, tomando como base sólida el respeto. Precisamente este principio ha hecho que se rompan paradigmas en cuanto al aspecto que por mucho tiempo se denominó la parte más importante de la sociedad: la familia. Ahora ya no se admiten jerarquías, la valía de cada uno de los integrantes debe ser respetada, al respetarse la integridad de cada persona como individuo y no sólo como pieza que completa una parte de la sociedad, se ha hecho que los valores ya no sean impuestos sino adquiridos.Esta ruptura de roles sociales es justo la libertad que estas generaciones persiguen y por lo visto no están dispuestas a dejar que ningún miramiento social denigre. No logro ver niños de cristal, en cambio veo adultos conscientes y determinados a no tolerar más acciones de desigualdad ni sumisión por jerarquías sociales. Veo a miembros de una sociedad cada vez más empática con las necesidades de cada uno, que no se dejan conformar con un rol específico para cumplir con lo que se espera de ellos, veo a personas cada vez más capaces de defender lo que no les parece correcto, de emplear sus habilidades en pro de sus propias aspiraciones, veo a hombres decidiendo seguir sus sueños y sensibilizar sus gustos, veo a mujeres emprendiendo por su cuenta sin la necesidad de sentirse fuera de ningún papel impuesto, decidiendo menos por lo que quieren ser y más por quienes quieren ser. Así que cada vez que se refieren a estas generaciones de cristal de forma peyorativa, me place decir que admiro la determinación con la cual hoy en día esos nuevos niños cristal defienden sus posturas y no se conforman con lo que se les ordena, que utilizan todos los recursos a su alcance para defender su integridad y libertad, que expresan sus inconformidades, que no temen romper con todos esos roles y paradigmas de clasificación social, que están dispuestos a quebrarse con tal de no permitir ningún abuso ni injusticia por mínima que sea, porque son esas piezas de cristal las que están armando una nueva estructura social, liderada por las humanidades y los valores de empatía y respeto, que la moral en turno nunca ha sido capaz de consolidar.

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La terminología de posmodernidad es utilizada para designar un amplio número de movimientos artísticos, culturales, literarios y filosóficos del siglo XX, que se extienden hasta ahora. La palabra clave es la reestructuración, mayormente en el ámbito artístico, que por consiguiente se expande hacia lo social y cultural.

Al hablar de posmodernidad, debemos mencionar que su antecedente es la modernidad, la cual se caracterizaba por la racionalidad, la uniformidad, la organización y por considerar que existía una verdad absoluta.

En cambio, en el posmodernismo se promulga la aceptación de un estado emocional e intuitivo, la diversidad y la aceptación de los pensamientos diferentes, la existencia del caos, apertura de ideas, la visualización de la verdad como relativa, así como los conflictos de un estado viable, esto al tiempo en que nace el internet y se presenta la globalización en su estado más fuerte. (“Posmodernidad”. Autor: Julia Máxima Uriarte. Para: Características. Co. Última edición: 30 de septiembre de 2019).

Ahora bien, todos estos cambios han hecho que el ser humano cambie radicalmente su percepción de la vida y de cómo concebirla. Hoy en día lo primordial es la apariencia, tomar fragmentos de todos los estereotipos que se nos presentan en los medios de comunicación y las redes sociales que se disfrazan de dos grandes avances: la tecnología y la innovación.

Nos envuelven en tantas mascaras que la identidad misma se pierde, ya no hay esencia, somos moldes que encima quieren ser moldeados, se privilegian las formas por sobre el contenido. Entonces viene la satisfacción inmediata y priorizamos lo físico antes que lo intelectual, ya que se piensa que lo que se aparenta es más importante. Nos ha dejado de importar el construir, sólo se busca obtener más, de todo: bienes, dinero, personas, títulos, diplomas… etc. En realidad, sólo se quiere obtener el paquete que nos haga sentir más aceptados.

En mundo creado por el capitalismo del poder armonizado en forma tangible de “varón” armado de poder y carente de sustancia, hace que seamos principales valedoras de un mundo que no hemos hecho, intentando encarnar a una Helena de Troya que desata una guerra de pasiones o enaltecer a una Frida Khalo carente de amor propio, de esencia y de valor. Las mujeres cargamos el peso más fuerte, ya que debemos ser la medida perfecta para embonar en el molde más justo. Ya todo se ha impuesto: las medidas ideales, el tono de piel, la conjetura de belleza, incluso el peso perfecto que va en contra del cuerpo humano. Y es que ahora, todas aquellas que se atreven a desafiar las reglas están de luto, de manera sutil, claro está.

 

El pensar que se sostenía que la mujer era incompatible con la racionalidad, ahora deviene en un pensamiento mucho peor, ya que si una mujer no tiene instintivos de bondad y sumisión no tiene atributos. No hay afirmación más burda, que el perseguir esta premisa ya que incluso pone al hombre en posición de desventaja y vulnerabilidad en cuanto a la inteligencia emocional, toda vez que se sigue censurando para ellos cualquier demostración de afecto. Entonces, parece que las mujeres llegamos tarde al mundo racional vuelto en nuestros días, al contrario.

Imponer nuestros propios límites y buscar una voz propia, es una afronta clara que no se concibe real. El tener un empleo remunerado y una decisión basada en nuestra convicción es demeritada, por aquello que se supone debe ser la visión de una “dama”. No hemos cambiado del todo, seguimos arrastrando una carga que a pesar del avance nos sigue a cuestas. El aceptar críticas acerca de nuestro cuerpo o de nuestras metas, no se debe concebir como el ser amable o contenerse para no parecer prepotente, ya que es en cambio una entrada para ser juzgada con base a los estereotipos que se nos imponen.

La libertad no es un lujo que se nos brinda, debe ser la convicción de ser y elegir quienes queramos ser, nada de lo que se aparenta es presumible. Sin embargo, nunca se esta tan alejado de la satisfacción propia que cuando se busca la aprobación colectiva. El cómo nos vemos ante los ojos de los demás es sólo una percepción externa, nada de lo que hay en los pensamientos de otras personas nos concierne. Entonces, cuando nos miramos a nosotros mismos intentando encarnar personas que no somos, sólo estamos siguiendo los pasos hacia un retroceso.

Sin embargo, hay cierto encanto en esta “posmodernidad”, ya que tenemos la oportunidad de deconstruir todo lo aprendido y construirnos tal como nos plazca: rebeldes, ambiciosas, pasionales, artistas, rameras, volátiles y ser mujeres “cuestiona todo”, ya que el buscar respuestas siempre será la forma más efectiva de entender todo aquello de lo que se duda. Porque estar dispuesta a ser una y no la mitad de una para encajar en la vida de alguien más, es el acto más egoísta que harás por ti misma.

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